miércoles, 26 de junio de 2013

C.O. Espinardo: La lucha continua

FUENTE: http://canaldelfuncionario.laverdad.es/blog/2659-co-espinardo-la-lucha-continua

25.06.13 - MIGUEL HERNÁNDEZ


Si alguien pensaba que la movilización de trabajadores y familiares de los discapacitados que pululan por el todavía abierto Centro Ocupacional de Espinardo se diluiría como un azucarillo en un café, estaba  muy equivocado. Y su fuerza radica en su unidad.
NO EXISTE INFORME
Las mentiras tienen las patas muy cortas. El IMAS a través de su máximo dirigente ya ha reconocido públicamente que el Centro Ocupacional no tiene problemas de ruina, y ahora de forma mezquina y ruin dice que si algún pasillo tiene un metro en vez de uno con veinte, o si falta una rampa. Así que el famoso informe en el que se basa la decisión de desmantelar el Centro es una pura falacia. Y nadie dimite.
Pero si es hipócrita sustentar una decisión en una mentira, peor es el argumento que ahora aduce: 'Los técnicos respaldan esta decisión'. Así que ahora han decidido poner a los técnicos como escudos humanos de una decisión puramente económica. Sería interesante que los técnicos que dicen que apoyan esta decisión salieran públicamente y mostraran esos nuevos informes. Me temo que una vez más no existen, pero por miedo a represalias o siguiendo instrucciones de sus superiores por compromiso político, seguramente se tendrá el silencio por respuesta, aunque eso signifique dar una pequeña puñalada a otros compañeros dejándolos en la estacada. Pero el IMAS es así.

Concentraciones, peticiones de reunión con el propio Valcárcel (se equivoca sino recibe a los padres antes de cerrar definitivamente el centro), manifestaciones, recogida de firmas, incluso anda por medio la Fiscalía. Todo esto y algo más es lo que están preparando los afectados para que nadie olvide una injusticia tan grande como la que quiere cometer el IMAS.

Por eso,  se equivocan si la apuesta del colectivo afectado comienza a basarse únicamente en la alternativa existente de trasladar a los usuarios y trabajadores a otro centro. Eso significaría que se asumiría que el Centro Ocupacional de Espinardo no reúne las condiciones de seguridad que alega el IMAS,
Para la Dirección del IMAS, los discapacitados son simples números, ni siquiera son números enteros, sino quebrados, y eso es un peligro para una sociedad avanzada, y alguien debería recordárselo, que la grandeza de las decisiones políticas se basa en la solidaridad y la corresponsabilidad.
¿Dónde está la solución?
Lo racional sería conseguir que el Presidente asumiera la apertura de una negociación, posponiendo hasta la finalización de las conversaciones la decisión final. En dichas negociaciones debería ponerse sobre la mesa los motivos técnicos, económicos y sociales de dicha propuesta, e intentar consensuar una salida a tan delicada situación.
Pero me temo que el Presidente respalda la decisión de su Consejera, aunque esté equivocada, y lamentablemente una vez más, se impone la arbitrariedad y la motivación económica a la justicia.
Lo que si es de agradecer es la bocanada de aire fresco (en forma de lucha y constancia) que un grupo de trabajadores públicos y familiares han abierto contra viento y marea, y esta acción con los tiempos que corren, es para quitarse el sombrero y más de uno, que anda con los brazos cruzados y con la resignación cristiana metida en sus entrañas sonrojarse.

1 comentario:

  1. Valcarcius I, Rex (*)

    En la Edad Media ocurrían extraños sucesos en el Reino Valcarciano. Eran otros tiempos, otras costumbres, acaso la percepción de la realidad no era como la de ahora. Tal vez. No es tarea del historiador valorar el pasado con los cánones de nuestra civilización pero sí la de asombrarse, maravillarse o enfurecerse ante los descubrimientos que la arqueología o el lenguaje escrito ofrecen en los yacimientos o en los archivos. Había castillos, los bosques eran alargados y los manantiales brotaban de las rocas y del musgo, castaños, hayedos, olivos en mitad de la solana…era un reino extraño el Valcarciano, sí.
    Valcarcius I gobernó durante muchos años. Los nobles le apodaron el cruel, los vasallos el justiciero. ¿No nos recuerda tales apelaciones la historia de Castilla, de sus gentes, de las horcas en mitad de la plaza, de la desventura y de la ventura?. Valcarcius I no era Pedro de Castilla, no pasearon su cabeza clavada en el extremo de una lanza por castillos y burgos que lo apoyaban, tampoco la leyenda de su crueldad o de su justicia ha traspasado el temblor de los siglos. En la época de la Revolución Francesa, Valcarcius I era un recuerdo vaporoso de una época dorada o negra y mortífera, las opiniones son en este punto divergentes.
    Lo cierto es que Valcarcius I fue un rey distinto- algunos dicen que distante pero esto no concuerda con las relaciones fraternales que mantuvo con campesinos y habitantes de los burgos-, obligó a los nobles a garantizar la seguridad de los comerciantes por caminos y veredas, creó impuestos sobre las posesiones solariegas, permitió a los campesinos la caza controlada del corzo y del ciervo en sus posesiones- siempre manteniendo un equilibrio con la naturaleza, permitiendo su reproducción en tiempo de celo- y la pesca en los escasos ríos y lagunas del reino, en tiempos de hambruna abrió las despensas de los castillos a los hambrientos y mendicantes.
    En los tiempos en los que vivimos, en los que la ciencia económica ha demostrado fehacientemente la inutilidad de la intervención de los poderes estatales en el mercado, en las transacciones financieras e incluso en la negociación laboral entre empresarios y asalariados, Valcarcius I se nos presenta como un rey reaccionario que condujo a su pueblo a la miseria. Los amigos liberales, esos que afirman pertenecer a la escuela austriaca de economía, escriben sobre la intolerancia y el profundo error intelectual- aberración intelectual lo llaman- de Valcarcius I. Es un rey olvidado en el territorio que gobernó, un proscrito de la literatura, de la poesía y del conocimiento con ideas perniciosas- seguridad para todos sus súbditos, esbozo de regulación de las relaciones económicas, filantropía e incluso tendencias caritativas antinaturales.
    Hace más de 600 años que los nobles soñaron con ensartar la cabeza de Valcarcius I en el extremo de una lanza como hicieron con Pedro I. El mundo ha avanzado considerablemente, el Reino Valcarciano, actual Región de Murcia, nos ofrece gobernantes sensatos, preocupados por el bienestar y la felicidad colectiva. Las ideas igualitaristas, sinónimo de despeñamiento por los sinsabores del vivir, son mercancía de demagogos y excéntricos. Nuestros gobernantes no ofrecen diariamente ejemplos de buen hacer y gestión racional de la res publica. Nada de someter a las fortunas de más de 700.000 euros anuales al estrés de un impuesto sobre el patrimonio. Que las personas improductivas- dependientes, minusválidos, familias demasiado numerosas- aporten recursos a las arcas públicas como ejemplerización de una impostura antisolidaria y antisocial.
    Por fortuna, la época de Valcarcius I ya no es siquiera un mal sueño, una pesadilla. Es humo en la historia.

    (*)- Una parábola de nuestros gobernantes actuales

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